Sólo hay que conectar una PC a la Red; con lo ganado se pueden comprar dólares u objetos
Por José Crettaz
| LA NACION
Iván Tello (26) sumó la moneda a su actividad textil. Foto: Aníbal Greco
Es como tener la máquina de hacer billetes. O la
entronización del nuevo patrón oro: el poder de cómputo. No faltan
quienes lo ven como un pasatiempo de adolescentes geek, o la conversión
techie tardía de financistas que ven llegar nuevamente un tren al que
subirse. También están los que encuentran en este modelo características
de la sociedad que viene: colaborativa pero anónima, organizada aunque
descentralizada y con una forma de democracia directa basada en el
conocimiento.
Son las criptomonedas -la más famosa es el bitcoin- y
explicar de qué se trata y cómo funcionan es todo un desafío. "A mi
vieja no le puedo decir que estoy hasheando. Le dije que la placa de
video hace un cálculo y me pagan por eso", intenta Emmanuel Ortiz, de 22
años, que estudia ingeniería electromecánica en Rosario. Él es conocido
en la activa comunidad argentina del bitcoin, donde habría un centenar
de "mineros" -personas que "producen" la moneda- y más de 2000 usando
este dinero como forma de ahorro o medio de intercambio.
Ese mundo, hasta ahora limitado a algunos grupos de
Facebook, listas de mails y reuniones periódicas cada vez más numerosas,
empieza a emerger y hacerse notar.
"Queremos promover el uso de monedas digitales e ir
construyendo un marco legal y de asesoramiento basado en la legislación
local", dijo Diego Gutiérrez Zaldívar, cofundador de la Fundación
Bitcoin Argentina, aún en formación. Tiene 38 años, es dueño de una
empresa de software y hace 20 que es emprendedor digital. "En la
comunidad de
bitcoiners, hay gente de todas las edades, desde adolescentes hasta profesionales de 60 y pico. Tenés, obviamente, los
geek
que naturalmente caerían en esto, están los economistas que lo ven como
un experimento en vivo de muchas de sus teorías, hay gente que viene de
las finanzas con una óptica especulativa, y te encontrás con personas
corrientes que ven en el bitcoin soluciones a problemáticas cotidianas.
Por ejemplo, en la última reunión se acercó un joven a preguntar cómo
hacer para enviarle dinero desde la Argentina, no sólo saltándose el
cepo, sino también las altas comisiones que cobran las empresas que
hacen esas transacciones", contó Gutiérrez Zaldívar, que está tratando
de exportar la idea de la fundación a Chile y Uruguay.
Las monedas digitales no tienen, lógicamente, entidad física, se consiguen comprándolas y guardándolas en una billetera virtual
ad hoc
, o "minándolas" (aportando poder de cómputo a la Red) y, lo más
importante, pueden cambiarse por dólares o euros. Al principio, nadie
les dio mucha importancia. Luego, varios gobiernos -ninguno de los
cuales controla su emisión- advirtieron sobre el riesgo de que sean
usadas para actos criminales. No poca gente ya hizo algún dinero
apostando a lo virtual, mucha otra ve con desconfianza el futuro de
estas divisas y la gran mayoría ni siquiera sabe que existen.
"Minar", como si se estuviera buscando oro, implica en
este caso conectar una computadora (con algunas puntuales exigencias
técnicas) a la red de la moneda y aportar ese poder de cómputo (con el
desgaste y el consumo de electricidad que implican) para la existencia
misma del sistema. Cuanto más potente la máquina, más "monedas" se
encuentran. Pero no hace falta ser "minero" para usar bitcoin, que puede
comprarse personalmente (acordando una cita en un lugar con conexión a
Internet) o electrónicamente. "Al principio no te creen. «¿Cómo vas a
generar plata de la nada?», te dicen. Pero después, cuando ven que es
verdad, te preguntan cómo sumarse. Así me pasó con mi mamá, que ahora
también quiere invertir", contó Nicolás Manzanos, que vive en Lanús,
tiene 19 años y estudia seguridad informática. "Me metí en 2011, pero al
mes lo dejé. Volví este año, con la subida del precio y desde febrero
soy «minero» activo. Uso la PC que tenía para videojuegos, la adapté con
más placas de video y ahora la uso para «minar» durante 16 horas, de
noche y cuando no estoy trabajando ni estudiando. Invertí 3000 pesos y
ya los recuperé", relató. En efecto, en marzo pasado, el bitcoin superó
los 200 dólares.
Los "mineros" no trabajan solos, sino que forman
pools
que producen la moneda y, en proporción a la capacidad de cómputo
aportada, asignan lo que a cada uno le corresponde. Ese dinero puede ser
transferido a la billetera, y desde allí vendido en sitios de cambio
(que permiten comprar y vender las monedas virtuales pagando con otras
también digitales o con monedas de países). Sin embargo, no hay forma de
ingresar fácilmente esas divisas en la Argentina. "Cuando tenés dólares
o euros, los podés depositar en una cuenta en PayPal, que te cobra 5,4%
de impuestos norteamericanos. Y con ese dinero comprás cosas en el
exterior, generalmente hardware que acá no se consigue", explicó Ortiz,
que ahora tiene 900 dólares en su billetera de bitcoin.
Iván Derlich tiene 27 años, es mendocino, trabaja en el
negocio familiar y acaba de dejar ingeniería industrial para pasarse a
la ingeniería informática. "Mi relación con el bitcoin es más emocional
que lucrativa. No soy «minero», sólo soy un distribuidor en Mendoza.
Siento que esto es más que un negocio, es la defensa de una causa justa,
ésa es mi principal fuente de motivación."
"No tenés que estar lidiando con los problemas del
Estado, no vas a comprar el pan, pero te salva mucho tener un ahorro en
una moneda estable que tiende a apreciarse", dijo Ortiz, que conoció la
moneda cuando experimentaba haciendo
overclocking con nitrógeno
líquido (básicamente buscar más altos rendimientos de cómputo con el
agregado de ese químico). "Me compré una compu bastante cara y buena, y
en los foros en los que organizábamos competencias de esto surgió lo de
la «minería». Me pasé tres días leyendo de qué se trataba, empecé a
«minar» y a vender. Al principio vendía baratísimo; hasta que aprendí,
perdí de ganar como 100.000 pesos por no esperar. Aprendí mucho de
economía y finanzas, del comportamiento del precio, de quién compra y
para qué sirve", contó. "Para ahorrar es muy bueno porque aunque el
bitcoin no se revalúe, el que se devalúa es el peso", puntualizó
Manzanos, de Lanús.
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Emmanuel Ortiz (22) "produce" bitcoins en Rosario
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"Más allá de saltear la prohibición de acceder a dólares, es mucho más
rentable «minar»en la Argentina por el precio de la energía [que está
subsidiado y es más barato que en el resto del mundo]. El problema está
en conseguir el hardware para «minar»", agregó Ortiz. Según Gutiérrez
Zaldívar, "hay algunas experiencias de negocios que aceptan el pago en
bitcoin y facturan en pesos, pagan los impuestos y asumen el riesgo de
que la moneda tenga alguna variación". Así, el restaurante El Histórico
de San Telmo o el sitio
bitpagos.net , que está desarrollando
el mercado horizontal de la hotelería pensando sobre todo en
extranjeros, están empezando a introducir estos servicios.
"Yo tengo un local comercial y no me molestaría que
alguien me compre en bitcoin. El problema es que yo tengo que hacer una
factura y... ¿qué le facturo?", se preguntó Iván Tello, que vive en la
Capital, tiene 26 años y hace un año y medio puso varias máquinas a
minar
, ahorra en bitcoin y LiteCoin (otra moneda virtual), compra y vende.
Además, tiene una empresa textil, hasta ahora su principal actividad.
"No es para nada complicado, está todo en Internet, cualquiera lee,
aprende y después está en su maña lo que pueda sacar. Además es anónimo,
que es el fuerte de esto", opinó.
En efecto, en las transacciones no hay datos personales
de ninguna naturaleza. Tello cree que detrás del bitcoin hay un cambio
de paradigma. "Estamos hablando de que utilizamos billetes o formas de
gobierno superantiguas, que ya pasaron de moda y no van más. La gente
avanzó, la tecnología avanzó, y, sin embargo, seguimos basados en
sistemas arcaicos", afirmó, y reconoció su adhesión al incipiente
Partido de la Red, una fuerza política en formación. "El bitcoin es un
derecho que tenemos - coincidió Ortiz, desde Rosario-, no tiene que
estar regulado ni nadie tiene que inflar nuestra moneda como le está
pasando al peso".
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