Las cenizas volcánicas son perjudiciales y se introducen en las casas y lugares de trabajo, incluyendo el interior de los aparatos electrónicos como televisores, computadoras y otros, a los que puede ocasionar daños irreparables.
La ceniza es diferente del polvo que diariamente encontramos en la casa: su estructura es angulosa y produce raspadura, desgastando las superficies al limpiarla frotando o cepillando.
Cuando el clima es húmedo los depósitos de cenizas están aplacados y el aire puede estar limpio, pero en los climas secos la ceniza puede ser facilmente agitada y transportada por el aire y el tráfico. En consecuencia los niveles en el aire se elevan y pueden llegar a niveles dañinos para la salud. Las lluvias y los vientos eliminan las cenizas . El pasto y otras plantas eventualmente las revuelven con la tierra, pero cuando la lluvia de cenizas es espesa, este proceso es lento y las cenizas deben limpiarse y quitarse de las zonas habitadas. Además el viento puede traer cenizas a zonas que fueron previamente limpiadas, de manera que pueden presentarse cenizas en el medio ambiente durante los meses o aun años posteriores a una erupción. (Segemar)
