viernes, 25 de octubre de 2013

Tras 9 años, instalan un reloj solar

La obra fue encargada por la Asociación Raíces Neuquinas, en conmemoración del centenario de la ciudad. Luego de una larga espera fue emplazado en el Paseo de la Costa y en breve será inaugurado.
Neuquén > El proyecto de realizar un reloj de sol fue llevado a cabo por iniciativa de los integrantes de Raíces Neuquinas, una organización sin fines de lucro, en defensa del patrimonio regional, que en 2004 decidió homenajear a la ciudad por sus 100 años. Sin embargo, desinteligencias institucionales hicieron que se tardara nueve años para que la comunidad pudiera comenzar a disfrutar de este regalo.
El reloj costó 32 mil pesos, recaudados por Liliana Planas de Sobisch, que hicieron posible  su construcción, finalizada en 2005. A partir de ese momento se inició la larga peripecia de ubicación de la obra. Se habló de colocarla en la rotonda de Alta Barda y hasta se pensó en el frente del Museo Gregorio Álvarez, pero había demasiada sombra. No era fácil encontrar un lugar que fuera seguro y turístico, pero sobre todas las cosas, soleado, lo que hizo que el reloj terminara como objeto de exposición en el Museo Gregorio Álvarez.
Entre 2005 y 2013 la Asociación Raíces peregrinó por diversas instituciones hasta dar con la ubicación perfecta para el reloj. Finalmente, en 2012 se obtuvo permiso para instalarlo en el Paseo de la Costa. Pero nuevamente aparecieron los problemas. Obras Públicas de la provincia malinterpretó los planos del basamento de la obra y, como por arte de magia, el sueño del reloj se pospuso un año más, hasta que fue construido por la Municipalidad.
Los artistas a cargo del reloj-escultura son Vilma Chiodin y Jorge Michelotti, con una larga y reconocida trayectoria en Neuquén. Ambos escultores idearon el proyecto del reloj solar en 1990, y recién en el 2004 consiguieron que Raíces Neuquinas se apiadara del diseño y les adjudicara la obra para el centenario de la ciudad.
“Nos parecía que hacer un reloj con esculturas era algo interesante para proponerle al Estado, porque no era algo sólo ornamental, la palabra reloj encierra una función”, explicó Chiodin.
El reloj está conformado por cuatro esculturas que expresan la identidad y el entorno natural de Neuquén, cada una orientada a un distinto punto cardinal. El Norte es la madre tierra, en conmemoración de las riquezas agotables de la zona. “La escultura tiene un seno hueco, porque es el reflejo de lo que sucede en esta región: tenemos riquezas, pero ni la minería, ni el petróleo duran por siempre”, sostuvo Chiodin. El Sur es el viento, ese factor tan peculiar de esta zona agreste. Hacia el Oeste la escultura da vida a los pueblos originarios y al Este a los inmigrantes de Neuquén.
Las esculturas fueron realizadas en cemento colorado, y el reloj en hierro y mármol gris, con las letras en bronce y los números en cerámica.
Al ser un reloj solar, los transeúntes deberán prestarle atención a la sombra proyectada para leer la hora, con una precaución: para saber la hora exacta habrá que restarle 1.15 a lo indicado por el reloj, debido a las diferencias solares y el uso horario de la zona.