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La fuga del pozo submarino, cuya propiedad es compartida entre Chevron,
la estatal brasileña Petrobras y un grupo japonés, se ha reducido a un
flujo "residual" y no representa un desastre "mayor", dijo Haroldo Lima,
director de la Agencia Nacional de Petróleo (ANP), el ente regulador de
energía de Brasil.
En su momento de mayor intensidad se llegaron a verter entre 200 y 330
barriles de crudo por día al océano tras la ruptura de la estructura del
pozo el 7 de noviembre, según la ANP.
Chevron refirió el lunes que el pozo derramó 2,400 barriles de petróleo
al mar, mientras que algunas estimaciones del Gobierno indican que el
vertido alcanzó los 5.000 barriles de crudo.
"No hay comparación con el derrame del pozo Macondo en el Golfo de
México, donde se vertieron 3.000 barriles por día y 11 personas
murieron. Este es un accidente serio pero no uno mayor", dijo Lima a la
prensa, al referirse al desastre de BP el año pasado.
La agencia ambiental de Brasil dijo después que multaría con 28
millones de dólares a la compañía, que asumió la responsabilidad por el
accidente. Pero Río de Janeiro podría imponer una sanción adicional de
16 millones de dólares, dijo la secretaría ambiental del estado.
Mientras que las agencias dicen que multarán a Chevron por el derrame,
las leyes brasileñas sostienen que todos los socios en el yacimiento son
responsables "individual y conjuntamente" por las operaciones, dijo
Marilda Rosado de Sa Ribeiro, especialista en legislación petrolera de
Brasil y socia de la firma de abogados Doria, Jacobina, Rosado, Godinho.
Los socios en esos yacimientos a menudo firman contrato dividiendo las
responsabilidades entre ellos en base a su participación en el campo.
Chevron, el operador del yacimiento posee un 52 por ciento del proyecto
Frade, Petrobras tiene el 30 por ciento y el grupo japonés Frade Japan
el restante 18 por ciento.
Pese al volumen relativamente pequeño del derrame, Chevron enfrenta
debates políticos y regulatorios por el accidente, que ha generado dudas
sobre la seguridad y los riesgos ambientales en la creciente industria
mar adentro de Brasil, en momentos en que los estados brasileños
discuten por regalías petroleras.
La policía federal está investigando el derrame y la petrolera
estadounidense fue convocada el lunes para dar explicaciones ante el
comité del Congreso. En tanto, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff,
discutirá el derrame de petróleo, que según autoridades alcanza casi los
3.000 barriles, en una reunión el lunes con sus ministros de energía y
medio ambiente.
Las firmas energéticas de Brasil están probando los límites de las
actividades de perforación, al realizar exploraciones en hasta 7
kilómetros de profundidad. Las petroleras brasileñas esperan producir
casi 7 millones de barriles de petróleo por día al 2020, la mayor parte
de ese volumen en costa afuera cerca de Río de Janeiro, una cantidad que
podría convertir a Brasil en el tercer productor de crudo después de
Rusia y Arabia Saudita.
La conocida región de subsal iguala en tamaño a la ciudad de Nueva York
y contaría con más de 50.000 millones de barriles de crudo que podrían
ayudar a Brasil a convertirse en una nación desarrollada. Pero su
desarrollo se produce en momentos en que crece la oposición global a las
perforaciones en mar adentro, como consecuencia del derrame de petróleo
de la plataforma Deepwater Horizon de BP, en el que se habrían vertido
unos 4 millones de barriles de crudo.
Chevron dice que limpiará el derrame
El presidente ejecutivo de Chevron en Brasil, George Buck, dijo a
periodistas el domingo que la compañía asume plena responsabilidad por
el derrame y que intentará limpiarlo completamente.
El ejecutivo dijo que la firma había subestimado la presión en el
depósito mar adentro, a lo que se sumó una sobreestimación de la dureza
de la roca.
Como resultado, el petróleo que estaba bajo una alta presión pudo
filtrarse. Y aunque el pozo fue cerrado de inmediato, la presión causó
que el muro de la boca del pozo se rajara, permitiendo la salida del
crudo a través de grietas y rocas porosas para emerger en la superficie
del océano.
La firma dijo que el brillo sobre el mar provocado por el derrame ahora
totaliza unos 18 barriles y está a 120 kilómetros de las costas de Río
de Janeiro, moviéndose mar adentro.
Chevron ha sido criticado en Brasil por no entregar una explicación
inmediata del derrame y por no ofrecer inicialmente un estimado claro de
cuánto petróleo se derramó en el mar.
El secretario del medio ambiente de Río, Carlos Minc, dijo que el
estado podría cancelar las licencias de operación de la empresas que
trabajan en el campo, entre ellas la de Transocean, que perforó el pozo
de Chevron y que era dueño de la plataforma de perforación involucrada
en el desastre de Deepwater Horizon.
Pero el ministerio de Medio Ambiente de Brasil, dijo que las licencias
de Transocean fueron emitidas por el Gobierno federal y que no ha habido
decisión de cancelar. Lima también dijo que la decisión no puede ser
tomada por Río de Janeiro.
"El gobierno del estado no tiene el poder para detener la operación de
Transocean", dijo. "Dudo que el gobierno estatal pueda hacer esto. Eso
el trabajo de la ANP", agregó.
El accidente se produce cuando Río y otros estados productores se
oponen a una propuesta en el Congreso para una amplia distribución de
regalías petroleras entre los estados. Se necesita un acuerdo antes de
que Brasil pueda lanzar un nuevo marco jurídico para el desarrollo de
las reservas.
Uno de los principales argumentos de Río de Janeiro para mantener una
mayor participación es que tendría que asumir los costos de los
desastres ambientales.
"Este incidente podría haberse evitado. Río de ninguna manera será un
escenario de impunidad ambiental", dijo Minc al canal GloboNews.
(Thomson Reuters)