El triunfo que consiguió esta tarde Juan
Martín Del Potro sobre el serbio Novak Djokovic por 7-5 y 6-4 no sólo
confirmó que la Argentina obtuvo la primera medalla (bronce) en los
Juegos Olímpicos Londres 2012 sino también que el tandilense está en el
camino correcto para encaramarse a la elite del circuito tenístico
masculino.
Desde mañana, el bonaerense aparecerá en la octava
posición en el ranking mundial de la ATP, posición que le permitirá,
casi con seguridad, quedar "a salvo" de cruzarse con los primeros de la
clasificación en instancias anteriores a cuartos de final o semifinal
de los distintos torneos.
Lo cierto es que el argentino, con
apenas 23 años, demuestra día a día su crecimiento en la actividad y si
no está más arriba en el escalafón obedece a los "monstruos" (tal como
él los definió en conferencia de prensa post-partido) que hoy
gobiernan la escena.
Todavía adolescente, a la edad de 14 años,
`Delpo` se anotó un triunfo de `grandes`, cuando cosechó el título del
Orange Bowl en 2002.
El nombre de Del Potro empezó a cobrar
cierta notoriedad en 2008, cuando se adjudicó el torneo de Stuttgart,
sobre polvo de ladrillo. Esa temporada fue particularmente fructífera, a
punto tal que también festejó y alzó con sus brazos el trofeo de
campeón en Kitzbuhel, Los Angeles y Washington (los dos últimos sobre
superficie de cemento).
Un año más tarde, el tandilense dio el
salto definitivo para codearse con los más grandes de la disciplina: no
sólo repitió en Washington sino que también se coronó en Auckland. Y
dio un fuerte golpe en el Abierto de los Estados Unidos en Flushing
Meadows, cuando doblegó al número 1 del mundo, el suizo Roger Federer,
en cinco sets.
Esta saga de triunfos y éxitos lo elevaron al
argentino a la posición número 4 del ranking, a partir de la segunda
semana de enero de 2010. Entonces, el infortunio comenzaría a
perseguirlo.
Una inesperada lesión en la muñeca derecha casi que
lo dejó sin actividad por ese 2010, a punto tal que recién regresó al
circuito al año entrante.
El año pasado, cuando todavía afinaba
su recuperación, ganó los certámenes de Delray Beach y Estoril. Y en
esta temporada repitió en el torneo portugués sobre polvo de ladrillo,
además de ganar Marsella, en Francia.
"No sé si algún día seré
número 1 del mundo. Con los `monstruos` que hay adelante es difícil,
porque hacen historia semana a semana. Tengo que seguir trabajando,
seguir aprendiendo y después se verá a qué posición llego", sostuvo Del
Potro, feliz, una vez finalizado el encuentro por el tercer puesto en
la cita olímpica de Londres.
Con la sensación de que solamente
el tiempo pondrá las cosas en su lugar, el tandilense ya sabe que
apenas son "detalles" los que lo separan de la cima mundial del tenis
que integran los `Fabulosos Cuatro` (Roger Federer, Novak Djokovic,
Rafael Nadal, Andy Murray) y más cerca aún está de jugadores de nivel
regular como el español David Ferrer o el francés Jo Wilfried Tsonga.
Además,
el bonaerense adquirió una destreza que antes parecía no ostentar:
compite en todas las superficies por igual y es candidato en cada una
de ellas. Un gladiador que, en base a paciencia y esfuerzo, ya se
ilusiona con pertenecer a la elite.
Télam