lunes, 29 de octubre de 2012

La vida de los neuquinos está salpicada por la negligencia

Por Ricardo Villar
El pasado fue un domingo diferente en mi pueblo grande, Neuquén. Hubo sol primaveral, cielo claro, con algunas nubes aisladas y viajeras, suave viento fresco bajando desde el sudoeste, junto al verde de la vegetación, daban un marco natural envidiable
Pero la esencia del día no estuvo en el entorno o escenario natural. Estuvo en los espíritus, en el conciente e inconciente de cada uno de los neuquinos que vivimos como propia, como lo que es, la tragedia en el la Cooperativa Obrera, la querida "Coope", ubicada en el oeste de la ciudad, cerca de los mas pobres, como ha sido la esencia de esa entidad.
Siete vidas se cobró el derrumbe, llenando de dolor insoportable a sus familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo y a todos los neuquinos sensibles y solidarios. Pero el drama también alcanza a los trabajadores de la Cooperativa, a los vecinos del lugar y a todos quienes queremos vivir en un pueblo que nos brinde seguridad, en donde haya control de las instituciones públicas pero también responsabilidad ciudadana en cada uno de nosotros.
Duele comprobar una vez mas que una acción humana provoca semejante drama. Porque este no fue un accidente. Un accidente es algo que no se puede prever. Y esto se pudo, se debió, prever. No hay dudas.
Pero la vida de los neuquinos, la de todos los dias, está salpicada por la negligencia, en las calles, en las rutas, en la venta de alimentos, en las construcciones, en las instalaciones de todo tipo. ¿Para qué vas a hacer las cosas bien si las podés hacer mal, más rápido y con mejor beneficio?, parece ser la pauta cultural dominante.
¿Cuántas vidas se han cobrado, solo este año, las rutas y calles neuquinas? ¿Cuántas muertes jóvenes han producido el alcohol y la droga y los asaltos y robos? ¿Cuánto dolor han provocado los incendios en mas de 80 casillas precarias del oeste? Interrogantes con respuestas, que si se plantearan cotidianamente, golpearían la conciencia de la mayoría y tal vez empezaríamos a cambiar la conducta individual para transformar lo colectivo.
Pero naturalizamos lo trucho y hasta tenemos vergüenza cuando hacemos o decimos lo correcto ante el gesto sobrador del "pícaro" o miramos con admiración a los que siendo truchos, se convierten en los modernos exitosos del pueblo. Y cuantos de ese tipo de personajes existen por aquí…!!
Y para colmos –culpa de tener tantos años y haber compartido el crecimiento del pueblo- a quien todos los dedos acusadores sindican como responsable primario de la tragedia, el Néstor Guerrero, lo conozco de chiquito. Le llevo diez años en la edad y lo ví crecer en los alrededores de la cancha de Unión Vecinal, en Colonia Valentina; conocí a su padre, Juan, que murió cuando un avión de Transportes Aéreos Neuquén, se estrelló en el morro cercano al aeropuerto Chapelco, haciendo un vuelo sanitario, en un domingo del invierno de 1985; y compartí la escuela primaria, con Hugo, su hermano; y supe de su egreso como maestro mayor de obras, de la vieja ENET 1, de su ingreso al Estado neuquino como dibujante tècnico, de sus comienzos en el negocio de madera y materiales de construcción. De su evolución económica me enteré por amigos o allegados, porque en algún momento el Néstor abandonó los viejos espacios para frecuentar los que el mundo de los negocios puso a sus pies. Hoy lo reencuentro ante tremendo protagonismo, lo que también me golpea, por la historia común y mansa que compartimos…
Ni el feriado dominguero, ni siquiera el River-Boca que venía esperando desde hace más de un año, alentó mi expectativa dominguera.
Ese día y aún hoy, trato de ponerme en el cuerpo y alma de los familiares que hace pocas horas enterraron a sus muertos, pero es imposible llegar a compartir la profundidad de su dolor. Porque la muerte es una consecuencia de la vida. Es lo natural. Pero no hay forma de comprensión posible de este principio tan básico, cuando a la vida la arrebatan estos incidentes producto de la negligencia de alguien o de algunos.
Estos días en Neuquén, mi pueblo grande, la naturaleza nos está brindando un marco natural impactante, ideal para el disfrute, para alimentar momentos de alegria, pero hay un contrapeso muy fuerte, que lo impide. Solo es tiempo de mucha solidaridad, de reflexiones profundas y de compromisos de hacer todo lo posible para terminar con los truchos y las truchadas, empezando por las que existen en el mundo de la política, que es desde donde se expanden los ejemplos, sobre todo los malos ejemplos.
Neuquén, 29/10/2012
Fuente.ríonegro.com.ar