lunes, 7 de enero de 2013

Que la orquesta empiece a sonar en todos lados

 Desde los clásicos al folclore, desde el tango a las marchas, desde Vivaldi a La Vela Puerca. Así de amplio es el espectro, lo suficiente como para no dejar a nadie afuera. El lema es "no hay música sin instrumentos".
Cientos de chicos de primero a séptimo grado se plegaron a la convocatoria. Hicieron de la música la razón para ensayar por horas hasta que los temas salgan. Y lo lograron, subieron al escenario, reclamaron sus instrumentos en la casa, en la escuela y cambiaron otros entretenimientos por la música. Así de simple y así de maravilloso, dejaron mucho de lo que hacían a diario -horas de computadora, de ciber, de calle, de otros entretenimientos- y se entregaron a la música. La única condición fue no dejar de lado los estudios y cumplieron.
Es como esas fotos aéreas que muestran las ciudades en la noche, donde una a una se van prendiendo las luces. Así fue prendiendo la iniciativa que ya tiene sello propio en Regina, en Choele Choel, en San Antonio Oeste, en Añelo. La idea es que siga prendiendo luces, que las clases de música en las escuelas sean del gusto de los chicos, que encuentren ahí algo más que la teoría que impera en las clases de ese tipo desde siempre.
El impulsor, que hasta viaja a dedo para tocar con sus orquestas, aspira a que cada escuela tenga su propia orquesta infantil de primaria. El objetivo es grande, pero también es posible.
La motivación de los chicos, ahora llamados pequeños músicos, es la clave para que la idea prospere, para que cada escuela sienta la necesidad de tener su propia orquesta, para soñar con los músicos dentro del aula.
La tarea parecía titánica hace algunos años y lo sigue siendo. Pero algo cambió en algunas escuelas, algo suena distinto.
La historia es bastante simple, aunque no tan simple el camino que tuvo que recorrer su impulsor. Lo cierto es que la idea se hizo música y la orquesta empezó a sonar acá, allá, más allá, en el centro, en la costa, pegada al mar, en infinidad de lugares. Es como la gran ilusión cuando los árboles empiezan a dar sus hojas, primera señal de que la cosa va en serio.
Así son las ideas, se cultivan y hay que esperar a que prendan. A veces con éxito, otras no tanto.
Este caso muestra que la idea tiene respaldo, que la música es capaz de poner las cosas en su lugar y ya son varias las escuelas en Río Negro, a lo que ahora se sumará en Neuquén una de San Patricio del Chañar, que tienen su propia orquesta y hasta su propio CD con la música que son capaces de hacer.
Esa idea es crear desde cero, es decir desde los chicos de la primaria que no saben nada de música, una orquesta escolar que deleite a la comunidad, que enseñe y que sea la mejor alternativa para las horas de los chicos. Y para lograrlo hay que enseñar todo. Una de las experiencias dio sus frutos a los cinco meses, otras demoraron un poco más, pero quedó absolutamente claro que se puede, que las clases de música pueden ser distintas.
El impulsor de todo esto es Mario Ormeño, un maestro de música que vive de su trabajo docente, pero que pone mucho de sí mismo para llevar adelante un proyecto que tiene cientos de seguidores en cada pueblo, pero poco respaldo para armar las orquestas.
Todos los instrumentos imaginables de una orquesta se fueron consiguiendo en cada pueblo, y cuando faltaron los tambores de verdad buenos fueron los tachos de pintura de 20 litros. La cuestión es que cada uno toque, que cada uno pueda escuchar su propia música, el sonido de su propio instrumento, que multiplicado por muchos hacen una envidiable orquesta.
Envidiable, ese es el término, así es la música que tocan estos chicos conducidos por Ormeño.
Han logrado tal complicidad, que el propio Mario Ormeño entra a las clases siempre tocando algún instrumento, y del otro lado de la puerta los chicos lo esperan ansiosos, siempre con alguna propuesta nueva, como por ejemplo, "¿podemos hacer tal tema?".
Y así empieza a sonar una nueva ilusión, ensayos, correcciones del director de la orquesta, nuevo ensayo, algunos arreglos y el tema salió. Un lujo, ya está listo para la próxima presentación, que a juzgar por lo que viene sucediendo, convocan a casi todo el pueblo, como pasó en Choele Choel, como pasó en San Antonio y como espera que pase en otras ciudades de la región.
Ormeño sabe que su objetivo es ambicioso, pero también entiende que es mucho más simple de lo que se pueda imaginar.
La idea es capacitar a los docentes de música para que lleven adelante la experiencia en cada escuela, que cada establecimiento tenga su propia orquesta con los chicos de la primaria, que los alumnos aprendan la clave de sol, pero también sepan ejecutar un instrumento, que las clases de música no sean para cumplir y repetir como loros conceptos teóricos que probablemente en un año o dos habrán olvidado.
Ormeño ya llevó su experiencia por Regina, Choele, San Antonio y ahora El Chañar, pero pretende que las escuelas públicas tengan la experiencia, que los chicos de cada establecimiento vuelquen su tiempo a la música, que aprendan, y por qué no que sirva para descubrir algún músico de excelencia que quiera seguir adelante después de los años escolares.
Fuente:Rionegro.com.ar