Descanso y poca actividad. Así serán las horas previas de la presidenta Cristina Kirchner antes de la operación a la que se someterá mañana por el cáncer de tiroides que le detectaron la semana pasada y que la tendrá 72 horas internada.
Ayer fue un día dedicado exclusivamente a la familia y a
sus íntimos. Ningún funcionario pasó por la quinta de Olivos, donde se
recluyó la Presidenta pasadas las 16 y donde permanecerá hasta mañana,
el día de la operación. Hoy está previsto que tenga una última reunión
con el cirujano Pedro Saco ,
que estará a cargo de la intervención. Todos los estudios
prequirúrgicos ya fueron realizados. Será más bien una visita de
cortesía para llevarle tranquilidad.
De buen ánimo, la Presidenta se trajo desde El Calafate
a toda su familia, que pasó la tarde en la residencia. Estuvieron sus
hijos, Máximo y Florencia; su nuera, Rocío García; su mamá, Ofelia
Wilhelm, y su cuñada, la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner,
además de sus médicos personales, Luis Buonomo y Marcelo Ballesteros.
Cristina cumplirá el pedido de los médicos, que le
recomendaron descanso y evitar las actividades públicas en las horas
previas a la operación. Se espera que la Presidenta pase hoy todo el día
en la residencia con la visita de algunos ministros y del
vicepresidente Amado Boudou, que deberá reemplazarla a partir de mañana y
durante 20 días en el Poder Ejecutivo.
Por el asueto administrativo decretado por las Fiestas,
ayer no estaba definido aún el horario en el que la jefa del Estado
llegará al Hospital Austral, en Pilar. La operación fue programada para
las 8 y duraría, como máximo, unas tres horas. Podría internarse
directamente esa mañana, alrededor de las 7.
En la Casa Rosada definirán recién hoy cómo darán a
conocer los detalles de la internación. Por supuesto, el hospital estará
bloqueado para el ingreso de los medios y se espera que el vocero
presidencial y secretario de Medios, Alfredo Scoccimarro, sea el
encargado de comunicar el resultado de la intervención quirúrgica.
Mientras tanto, los ministros están a la espera de las
órdenes de Olivos. Nadie sabe aún si podrá ir mañana al Hospital Austral
una vez que finalice la operación en la que se le quitará el carcinoma
papilar maligno detectado la semana pasada, y que, según la información
difundida oficialmente por la Casa Rosada, no había provocado
metástasis.
Sólo el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, y el
ministro del Interior, Florencio Randazzo, tendrán actividad oficial hoy
cuando asistan, por orden de Cristina Kirchner, a la asunción del nuevo
gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, tras la sorpresiva muerte
de Carlos Soria (ver página 6).
La gestión
Más allá de evitar los actos públicos y las actividades
oficiales, Cristina Kirchner no dejará de estar pendiente de la gestión.
A todos los ministros con los que se reunió la semana pasada les pidió
que se concentraran en sus respectivas administraciones. "La orden fue
que el Gobierno debería seguir adelante", confió uno de ellos a La
Nacion.
Boudou, que deberá reemplazar a la Presidenta, se
instalará en un despacho del Banco Nación para estar a mano de la firma
de resoluciones y decretos diarios que prepara el secretario de Legal y
Técnica, Carlos Zannini. Pero no organizará reuniones ni tendrá un
perfil alto. Su reemplazo es más bien simbólico, refuerzan las fuentes
oficiales. Más allá del pedido de la Presidenta, con su internación de
72 horas habrá un impasse en la gestión. Entre los
funcionarios, toda la expectativa está puesta en el resultado de la
operación y la posterior evolución de Cristina Kirchner.
Algunos ministros ya avisaron que estos días no pisarán
la Casa Rosada. Es el caso de Zannini, mano derecha de la jefa del
Estado, y del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, que
hoy se encargará de organizar desde Olivos el operativo previo a la
internación.
La última aparición pública de la Presidenta fue el
miércoles pasado, al mediodía, cuando en un acto en la Casa Rosada en el
que anunció la refinanciación de las deudas provinciales con la Nación
habló de la enfermedad y buscó llevar calma en medio de la incertidumbre
y preocupación que había generado su estado de salud.
Desde entonces estuvo en Olivos, y el viernes viajó a El
Calafate, después de haber tenido que postergar un día la partida a
Santa Cruz y evitar ir a Río Gallegos en medio de los incidentes en esa
provincia.
Ayer se dejó ver para las fotos junto con su hijo Máximo.